Por: Lya Naranjo *
El poeta, lector privilegiado que se transforma en el primer
crítico de su propia obra, sabe y conoce, tal vez mejor que los demás seres
humanos, el misterio de la creación poética y los insondables laberintos que
conducen al poema.
Frente a la hoja en blanco, el poeta espera en silencio que las
primeras palabras pueblen ese espacio desolado, que le broten alas, que le
salgan manos, que tenga ojos que lo iluminen en el tortuoso Y solitario proceso
de la creación.
La palabra poética es cuerpo, ser vivo que respira y habla con
todos sus colores, con sus ritmos y matices, con su tempo y su latido, con su
aroma y su nostalgia, con su brillo y las correspondencias del mundo y sus
objetos y seres. Hay voluntad y hay misterio en lo que compone Bethoven en su
obra “EXODO A LAS SIETE ESTACIONES”. Este ejercicio de decir el mundo (como
diría el poeta Gonzalo Rojas), tiene como fundamento la palabra y la visión del
mundo que ella plasma. Un poema se hace con palabras, escribió Mallarme, y la
palabra debe ser, como ya hemos expresado en otras oportunidades, “el vocablo
que conmueva” o, en palabras de Luis Antonio de Villena, la “forma que
emociona”, es decir, aquella que produce una alteración del ánimo, la cual es
provocada por la alegría, la sorpresa, el miedo, la expectación, la
impaciencia, el asombro. Y Johannes Pfeiffer, en su ya clásico libro “La Poesía”,
nos habla de ese “modo de verdad [que] se ha vuelto realidad en el encanto de
la forma.”
Y estas formas que emocionan, estos cuerpos que se palpan, que
se huelen, que se miran, que se degustan, que oímos, nos muestran su hermosura
(que es la perfección formal y además su desnudez, el misterio, la otra voz, la
marginalidad, sea de ésta o de la otra orilla). Y lo hacen para comunicarnos
mundos, formas de vida, deseos, fantasmas, lunas interiores, soles para mejor
vivir, noches infinitamente soñadas.
“EXODO A LAS SIETE ESTACIONES” nos transporta desde la filigrana
de su verso por un viaje existencial que abarca la historia de la humanidad, la
conmoción que provocan sus imágenes cuando se plasman en palabras, es decir
cuando encarna en su propia sustancia la realidad que nombra, se transforma en
algo mucho más vivo, más esclarecedor y
sugerente que lo nombrado.
Bethoven escribe en primera persona, su obra se basa en la magia
del número siete; “resultado de la suma de 3 (lo celeste) más 4 (lo terrenal)”
con lo cual entabla un diálogo que no es para nosotros una moda, una imitación;
sino que responde y corresponde a una necesidad de sentir, vivir y practicar la
poesía como una relación amorosa, como un impulso vital, en la que la
intertextualidad, lo cultural, la erudición, el refinamiento, la ceremonia, son
formas de un diálogo reflexivo y de sentido práctico por excelencia.
Escribe desde los espacios interiores, lo que supone establecer
desde ya un punto de partida, nuestro propio mundo-espacio, del cual podamos
(yo y los otros), salir a la luz o entrar en la noche; supone situarse en un
lugar que tiene como sentido primero, en este caso particular, el
descubrimiento de una idea y el objetivo de desarticularla, no sólo a través de
la palabra poética sino que, como ya hemos dicho, a través de una actitud de
vida.
Además es importante, reiteramos, lo multicultural, que abarca
no sólo el diálogo con otros discursos escritos, sino con otros “textos”: las
artes plásticas, la música, la escultura, el arte en general. Todo lo que tiene
que ver con los sentidos, adquiere en esta poesía un protagonismo fundamental
que requiere la complicidad del lector, se le exige su participación y su
experiencia, se le nombra incluso, se resuelve en otros, no puede ser un lector
pasivo. Por eso pensamos que estos textos pasan largamente la prueba del
“placer de la lectura”.
Felicitaciones Beethoven Medina por tu obra poética “ÉXODO A LAS
SIETE ESTACIONES” sin duda será un referente en la nueva poesía peruana.
Mucho éxito.
LYA NARANJO. Quito,
Ecuador 1948.Doctora en Lengua Española y Literatura, Master en Educación
Universitaria. Maestra y poeta, ha logrado en los dos campos distinciones
nacionales e internacionales. En junio de este año, mereció “Premio a la Excelencia Literaria, 2017” por la UHE
Unión Hispanomundial de Escritores, en Buenos Aires Argentina.
Ha recibido varios premios literarios:- Premio 'Platero 95'
Poesía. Libro español de las NN.UU. Ginebra-Suiza, Premio Nacional de Poesía
'Gabriela Mistral', Primer Premio 'Poesía Inédita' Distrito Metropolitano de
Quito, Premio 'La soberanía Ecuatoriana y la Paz', Primer Premio 'Manuela Cañizares'
Quito. Premio 'C.I.E.P.E' Quito.
Ha participado en Congresos nacionales e internacionales de
Literatura; Encuentros Internacionales de Poetas: 'En la Mitad del Mundo'
Quito, 'En el País de las Nubes' Méjico.
Autora de los poemarios:- 'Poema de la Soledad'[Canto a Nueva
York],- 'Tiempo de Colores' y 'Luzombra'


